Con gran pena y dolor despedimos a Mons. Jorge Bernal Vargas, L.C. ofreciendo una Celebración Eucarística por su eterno descanso y dando gracias a Dios por el don de su vida y ministerio sacerdotal y episcopal.
La celebración eucarística de exequias tuvo lugar en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Chetumal, Quintana Roo, y presidida por Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en comunión con su presbiterio, diáconos, religiosos y religiosas, el P. John Connor, L.C., director general de la Legión de Cristo, el P. Alberto Simán, director territorial de México y Centroamérica, miembros del Regnum Christi y fieles del pueblo de Dios.
Inició la celebración mediante la colocación de las Insignias Episcopales sobre el féretro de Monseñor Jorge, que nos recuerdan su dignidad como Pastor y Siervo de Dios.
En la homilía, Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, Obispo Diocesano de Cancún-Chetumal expresó
“Yo soy la Resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque este muerto, vivirá” Sn. Jn. 11, 25.
Ante el gran misterio de la muerte, Jesús tiene la palabra verdadera; ante el misterio de la muerte que nos toca a todos, solo Jesús tiene una luz que ilumina este misterio.
Queridos hermanos, un acontecimiento como éste, nos da tristeza pero al mismo tiempo una gran paz y confianza en el Señor.
Agradecemos el testimonio de Monseñor. Jorge Bernal por su entrega y dedicación a su vida y ministerio que nos edificó a todos.
Lo primero que nos dice Jesús en el evangelio que acabamos de escuchar es que esta situación nos lleva a la fe, “¿crees tu esto?”, es una llamada a creer más firmante que es Él nuestra esperanza, que es Él el camino, la verdad y la vida, que nosotros resucitamos con Él y vivimos en Él.
Queridos hermanos sacerdotes que han venido algunos desde tan lejos a despedirse de Monseñor Jorge, les invito a agradecer el testimonio que nos ha dejado este hombre de Dios. Cada uno tiene en su corazón una vivencia, experiencia de él, en el servicio, la cercanía sacerdotal y en la entrega personal que les ha brindado.
Fue un hombre consagrado, dedicado, amando y sirviendo a Dios; su sacerdocio anclado en Dios, buscando en todo momento agradar a Dios mediante la oración, la liturgia, y en su servicio.
Estaba en todo momento para servir a su Pueblo encomendado, dispuesto y disponible para todos, por eso decimos que ha sido un siervo bueno y fiel (Cfr. Mt. 14,23.).
Ha sido un hombre que se ha caracterizado por saber escuchar y saber aconsejar idóneamente por la sabiduría procedente de la luz del Espíritu Santo.
Finalmente fue un hombre que se ha ganado el cariño de todos. Porque él sabía amar a cada alma, de manera sobrenatural y universal.
Que Dios lo reciba en su Gloria. Dale Señor el eterno descanso y brille para él la luz perpetua.
Que descanse en paz, así sea.”
Al finalizar la celebración eucarística, los asistentes le dieron un último adiós, haciendo largas filas para despedirlo y agradecer su testimonio de humildad y servicio.
El cuerpo de Monseñor siguió expuesto durante el día del 12 de Julio para continuar orando por su alma, después fue llevado al lugar donde descansará en la misma Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, Chetumal.
Compartimos el enlace para un libro de condolencias para quienes deseen expresar algún pensamiento por Mons. Bernal.
Con información de la Diócesis de Cancún-Chetumal.